En una atmósfera en la que predominan el color chocolate y el beige, parece atrevido colocar un tapete rojo en el piso. Sin embargo en realidad lo que se está consiguiendo es incrementar la calidez y equilibrar la decoración. Ambos efectos se pueden ver fortalecidos con la riqueza de las texturas.
Cuando en una sala se cuenta con vistas hacia el exterior, se aconseja aprovechar los verdes intensos que ofrece la naturaleza y hacerlos actuar por contraste con los troncos de los muebles, textiles y los accesorios. Un ambiente con dominio de llamadora, tapicerías de piel y un original baúl como mesa de entro llama la atención de inmediato. El toque final se consigue con las cortinas rojas que emarcan con mucha fantasía la totalidad del área.
Fuente:
Libro ideas, +Color, Fernando Haro & Omar Fuentes.
AM Editores